Carta a la abuela Juanita
…Y sí, querida Juanita ¡todo se puede! Estamos iniciando el 2024, y hay cambios. Quinto año fue genial, el mejor de la secundaria. Curs é ganadería y forrajes, materias súper interesantes, junto a compañeros divertidos y respetuosos, lo más importante.
Al iniciar sexto año, empezó la pandemia de Covid-19, algo tan desafiante como inesperado abuela… Al estar en cuarentena, toda la cursada fue virtual. Me entretuve cursando y eligiendo la carrera a seguir: primero me incliné por ingeniería industrial en Bahía Blanca, pero preferí ingeniería agronómica en Viedma, porque me interesé en agroecología, y porque temí irme sola a otra ciudad, en plena pandemia.
Así, empecé en 2021 ingeniería agronómica, cursando desde la chacra. Y justo en esos días, Juanita, llaman por una propuesta de trabajo: ¡me recomendaron para ser inspectora de tierras de la provincia! No sabés lo contenta que estaba, ¡tuve mi primera entrevista de trabajo! Realmente me gustó la idea de recorrer campos fiscales, pero elegí seguir con la carrera, porque le veía más futuro… Ojalá hubieras estado acá para compartirte estas experiencias, para escuchar tu sabia y cariñosa opinión.
Inicié la carrera y me iba muy bien, pero sólo me dedicaba a estudiar, mi vida social estaba muy abandonada, y las materias me resultaban interesantes, mas no fascinantes. Entonces un día del segundo cuatrimestre me pregunté ¿para qué? Si la vida sólo se trataba de estudiar algo “medio” interesante… no le veía sentido.
Fue algo duro enfrentar esa situación abuela, por eso pedí ayuda a una profesional psicopedagoga, y con su acompañamiento decidí explorar otras actividades, cursando ingeniería agronómica a la par. También escuché entrevistas a profesionales, leí libros de desarrollo personal y autoconocimiento, me uní a un curso de desarrollo personal por internet… para abrirme a otras posibilidades de vida.
En 2022, inicié el segundo año de carrera, entré a un taller de teatro en “El Tubo”, y encontré ese “algo” por lo cual vivir: el arte escénico. Me divertí sobremanera, compartí momentos muy gratos con todo el grupo, e hice cuatro buenas amigas, como vos. ¡También canté en público! La última ocasión había sido en un acto para la primaria y vos estabas con nosotros. Charlando una vez me dijiste que cantar era hermoso, cuánto te gustaba hacerlo y que otros lo hicieran… tus palabras llegaron, me transmitieron alegría y ganas de vivir.
Terminé el año súper feliz, decidida a dedicarme al teatro, y habiendo cursado a la par todo el segundo año de agronomía. Sin embargo, tenía el debate con mis papás sobre el cambio de carrera. Fue extenso el proceso, pero decidieron apoyarme para estudiar Teatro y Danzas en Bahía Blanca, lo cual agradezco con el corazón, a diario.
En 2023, hicimos la mudanza e inicié a cursar. Me inscribí en la Tecnicatura en Actuación, en el Profesorado en Expresión Corporal y en la Tecnicatura en Danza Contemporánea. La consigna era probar y elegir de esas tres, dos carreras. Me quedé con Expresión Corporal, “el teatro de la danza” como me gusta decirle, y Danza Contemporánea.
Dió muchos frutos el cambio: hice amigos, disfruté cursar, obtuve buenas devoluciones, y conocí una ciudad nueva. La frutilla del postre fue bailar en el preciosísimo teatro municipal de la ciudad, ¡un lujo! Estoy súper agradecida con Bahía, tiene escuelas públicas terciarias de todas las ramas artísticas, y una agenda cultural impresionante. Ni hablar de la familia, amigos, conocidos, que estuvieron ahí para apoyar un cambio tan grande como bonito.
¿Sabes, querida Juanita? No ha sido ni es fácil, pero aprendí algo que vos sabías muy bien: la vida es bella. Sí. En tanto y en cuanto hagamos el esfuerzo necesario para ir por nuestros sueños, con valentía. ¡Ya veremos cómo sigue la aventura! Gracias por haberme dejado esa idea de amar la vida. Me alegra tanto escribirte y recordar los momentos juntas, es lo más parecido a charlar con vos, cosa que extraño. Con todo el cariño, te mando un abrazo.
Por. Martina Van Cauwenberghe
Viedma. Rio Negro