29 marzo 2024

…y  LOS DESAFÍOS DE LA DEMOCRACIA

….Transformar el Estado

 …   “Nuestros Estados deben ser fuertes. Pero deberíamos copiar algo de aquella vieja dinastía china que peleaba por tener los mejores trabajadores en el Estado. Resulta que formamos técnicos y formamos estudiantes de lo más calificados, que luego las empresas transnacionales contratan. Mientras tanto, nosotros, en el Estado, llenamos los puestos con lo que venga. Tenemos que hacer al revés: si el Estado tiene tal importancia, debe tener los mejores trabajadores del país y tiene que haber una carrera en el Estado moderno. No se puede trabajar con el criterio antiguo.

       El Estado es decisivo, no para que sea dueño de todo y nos organice hasta la hora, sino para que tenga recursos para suturar las heridas sociales que el mercado jamás va a arreglar. Y esto hay que hacérselo entender al propio capitalismo, porque de lo contrario, al final lo que nos queda por delante es el peligro del holocausto ecológico. Hemos tirado demasiado de la cuerda de la naturaleza. Y la naturaleza empieza a cobrarnos las cuentas. Por todo esto, necesitamos una herramienta intermediaria en la sociedad que se llama “Estado”, pero que debe tener una calidad que no tiene nada que ver con la que hoy tenemos.

       Yo no lo voy a ver. Y tampoco sé si están de acuerdo con lo que digo. Pero creo que tenemos que sacudir nuestros cerebros. Porque si quieres cambiar, no puedes seguir siempre planteándote las mismas soluciones a nuevos problemas.

    No planteo que esto sea un cataclismo. Lo que estoy planteando es un camino, un proceso. Tenemos que incorporar la fuerza del trabajo al interés nacional. Y diría más, en algunas cosas creo que hay que ser profundamente proteccionista: por ejemplo, en el comercio. El comercio debería estar en manos de los espacios nacionales, de los recursos nacionales, de gente nacional ¿Por qué? Porque te puedo garantizar que gran parte del excedente que producimos, se escapa por esa vía.

        Es mucho más fácil ser el intermediario que ser el productor de cualquier cosa. Creo que nosotros tenemos que defender el interés de nuestras burguesías nacionales, que son débiles, cortas, y terminan en el rentismo. Entonces, tenemos que darles confianza, respaldo y estar con ellas, porque el proceso de desarrollo necesita participación y una capacidad de gerenciamiento complicadísima.

        No le podemos pedir a los trabajadores que han surgido culturalmente trabajando por un salario, que puedan defender la globalidad de lo que significa una empresa grande en el mundo de hoy. Pero, sí tienen que entrar a participar, porque se aprende estando y trabajando. Y esa es la responsabilidad que tenemos como Estado.

        Yo creo que la idea de las nacionalizaciones nos apartó de la idea de participación. Quisimos en algún momento sustituir a una clase y terminamos inventando una burocracia, con la que después no pudimos lidiar. Porque burócratas, por comodidad, podemos ser todos. Es una tendencia humana al menor esfuerzo. Entonces, hay que combinar el valor de la iniciativa privada con el interés público. Por eso hablo de dividendos. Me parece que es una cosa central, porque a poco andar muchos capitalistas se van a dar cuenta que les conviene, porque si no, no te puedes explicar el fenómeno chino ni el vietnamita. El capital privado creció un disparate, pero, paralelamente, el capital público creció en la misma forma, y ya tenemos Estados que tienen una capacidad y una cantidad de medios con los que nosotros, en comparación, resultamos paupérrimos.

      Por la vía fiscal ¿qué nos pasa? Acudimos a la vía fiscal y se nos escapan, porque nadie quiere pagar impuestos, mucho menos impuestos exagerados. Y como no tenemos unidad global, no tenemos una política global: se nos disparan para un lado, se nos disparan para el otro. Entonces tenemos que andar mendigando inversión, hacemos el papel de la pavota. Más vale hacer política de alianzas. De lo contrario, vamos a seguir con Estados pobres que son como el gallo enano, quieren más pero no pueden.

      Tenemos que solucionar los problemas más lacerantes que tiene la gente, y eso significa recursos. ¿Qué nos pasa? Acudimos a la línea tributaria y bajamos la capacidad de competir con el resto del mundo. Pero en el mundo disputamos entre nosotros mismos. Si Argentina cobra muchos impuestos, se te rajan para Paraguay o para Brasil, y así sucesivamente ¿Por qué? Porque el capital es cobarde.

    ¿Tiene esto algo que ver con la democracia? No y si. Tiene que ver con la democracia porque si nosotros dejamos que este espiral de concentración de la riqueza vaya a favor de unos pocos como hoy, entonces la democracia se transforma en plutocracia por mejor apariencia que pueda tener.

Extracto  del Curso Internacional: “Estado, política y democracia en América Latina”

Resumen extraído de Pagina 12- | Suplemento Especial |Publicado el  10 de agosto de 2021