1930… LA AEROPOSTA en el cielo Patagónico
Han pasado 85 años desde los primeros vuelos que el Aeroclub Río Gallegos, también conocido como `Aeropuerto Río Chico´ por la ubicación en la zona de Rio Chico. Pero también se llamo aeropuerto Dr. Ernesto Pueyrredón donde hoy funciona a full una escuela de vuelo que además brinda otras actividades aeronáuticas como; los vuelos de bautismos, vuelos panorámicos, de traslados y vuelos de observación.
Es en este lugar donde funcionó el primer aeropuerto de la ciudad, recibiendo desde la década de 1920 los vuelos de la Aeroposta Argentina S.A., la línea aérea que volaba con aviones y pilotos franceses, entre los que se encontraba el célebre autor de `El Principito´: Antoine de Saint-Exupéry.
Años más tarde el aeropuerto se trasladó a la pista que poseía el Destacamento Aeronaval de Río Gallegos y finalmente, se construyó el Aeropuerto Internacional Piloto Civil Norberto Fernández en 1964. Continuando la actividad aeronáutica en el lugar como Aeroclub Rio Gallegos .
Hoy más de 40 pilotos formados y varios integrados a la actividad civil y comercial, son el resultado de una ardua tarea, hoy económicamente dolarizada.
Ref: Rio chico es el nombre de un rio en las cercanías del aeropuerto que desemboca en el estuario de rio Gallegos y muy cercano a la ciudad del mismo nombre–
Con el comandante; Antoine de Saint- Exupéry se Inaugura el tramo Comodoro Rivadavia- Rio Gallegos
Por A. Gaindola
Datos biográficos; su Actuación en la AEROPOSTA
Después de Mermoz, Saint- Exupéry fue la figura más descollante de aquel notable grupo de pilotos de línea que nos trajo la “ Compagnie Generale Aérostale”. No porque sus aptitudes profesionales superasen las de sus demás compañeros (en punto a eso Guillaumet era considerado el mejor de todos, incluso Mermoz), sino porque a sus meritos de experto aviador
Unía cualidades excepcionales, poco comunes en el medio en que actuaba.
Antoine Descendía de una familia de antigua nobleza (tenia título de conde) pero nunca lo usó) y había recibido una instrucción esmerada, acentuadamente humanista que unida a sus dotes naturales de escritor, habrianle llevado seguramente al exclusivo ejercicio de las letras, de no mediar en él, al mismo tiempo, una exaltada pasión por el vuelo mecánico.
No es de lamentar esta dualidad vocacional pues con ella su obra gano intensidad y dramatismo, pues la una fue trasunto de la otra y la vida de Saint Exupéry está toda ella hecha de golpes de audacia, de serena resolución, alto concepto del deber compresión y respeto por la personalidad humana. Las vicisitudes de su agitada existencia, su doctrina filosófica están consignadas en hermosas páginas donde la belleza de la forma se aúna con la profundidad y elevación de sus conceptos.
Así salieron de su pluma obras tan excelentes como “Courrier sud”, “Vol de nuit” (este, como es sabido dedicado a la línea Patagónica). “Terre des Hommes”, “Pilote de guerre”, Lettres a un Otage” y numerosas crónicas y ensayos. (…)
Pero retrocediendo al año 1926 en que Saint- Exupéry, cumplidos sus deberes militares en el cuerpo de aviación, Obtuvo su primer puesto de piloto de línea. Fue en la “Latecoere”, al servicio de la línea Toulouse – Casablanca- Dakar en la que actuó solo unos meses, los suficientes para evidenciar sus múltiples cualidades.
Allí fue donde se le presento la ocasión de poner en juego todas sus dotes de hombre de acción y de sagaz diplomático, tanto en sus relaciones con la oficialidad Española del Fuerte como ante los Jefes de las numerosas Tribus, la mayoría de ellas hostiles que acampaban a proximidad de la fortaleza, a cuyo amparo estaba el aeródromo.
Fueron 2 años de constante lucha durante los cuales, al cumplimiento de sus funciones habituales, ya de por si arduas y llenas de dificultades tuvo que añadir otras cargadas de riesgos, en defensa de sus compañeros los pilotos de línea, que más de una vez cayeron prisioneros de los Moros y algunos hasta fueron por esto sacrificados. En el curso de las expediciones de rescate, acompañado de unos pocos hombres a menudo tuvo Saint- Exupéry
Que luchar fusil en mano en las arenas del desierto, con las belicosas tribus, siempre superiores en número y que defendían ferozmente sus presas en la esperanza de obtener por ellas elevados rescates. (…) pero siempre salió airoso de de tan peligrosas n y delicadas empresas y aun tuvo y tiempo d entre dos expediciones de escribir su libro “ Courriere Sud” en la que contó una síntesis de aquellos dramáticos acontecimientos.
Sus hazañas le hicieron rápidamente popular en toda la costa africana y en su propio país, y sin embargo el no se sentía feliz. Amaba aquella vida azarosa, tenía conciencia de que cumplía una misión trascendental: pero actuaba en tierra y su pasión era volar, abrir nuevas rutas, llevar la aviación a los lugares más apartados para sentir la emoción del riesgo y la satisfacción de triunfar, luchando por un noble ideal.
Sus más íntimos amigos: Guillaumet, Mermoz, Reine desde ésta parte del continente le incitaban a juntarse a ellos describiéndole con gran entusiasmo sus magníficos vuelos a través de pampas y corrilleras. ¡Esta era la vida que el ansiaba para sí! Solicitó su traslado y tanto empeño puso en conseguirlo que por fin en octubre de 1929 desembarca en Buenos Aires para asumir el cargo de Jefe de trafico de la Aeroposta Argentina.
Y son otros dos años de intensa actividad, esta vez enteramente pacifica, en las líneas del Paraguay y de la Patagonia. Dos años, los mejores de su vida según sus propios dichos. No descuida la Faz espiritual. Instalado en su departamento del pasaje Güemes, rodeado de libros, ordena y pule cuartillas que fue redactando al azar de sus posadas en las escalas de línea. Y que más tarde constituirán su novela “Vol de Nuit”.
Cumple entretanto una intensa labor aeronáutica y aunque su condición de Jefe no le brinda las oportunidades de volar que tienen los pilotos, aprovecha todas las ocasiones para recorrer las líneas en viajes de inspección. Dirige y aconseja a sus compañeros criollos que ven en el más un amigo que aun Jefe, y a todo lo largo de la costa SUR, su atlética figura, alta y algo encorvada, se hace pronto familiar: Sus pobladores lo ven llegar con simpatía, a breves intervalos, a este hombre cordial, de fino trato, discreto y ensimismado que de tanto en tanto extrae de sus bolsillos hojas de papel que va llenando de notas y apuntes. No sospechan que esas anotaciones formarían más tarde hermosas páginas literarias. ….
En marzo de 1930, toma parte, como piloto del avión Presidencial, en la inauguración por el presidente de la Aeroposta del nuevo tramo- Comodoro Rivadavia – Rio Gallegos. Sigue en funciones, continuando su obra proficua, durante un año más, esto es hasta marzo de 1931.
En esta fecha ,La crisis de la empresa francesa, de la que en parte depende la Aeroposta, lo hace volver a Paris y al pasar finalmente las líneas de la Aeropostale a una nueva compañía
Saint Exuperie se ve obligado a renunciar a su cargo en esta, quedándose definitivamente en Francia.
Desde ese momento y durante cinco años se consagra EXCLUSIVANTE a la literatura, pero con el pasamiento siempre fijo en la aviación, a la espera del día en que pudiera retornar a ella. De esa época es la carta que dirigió a su amigo y colaborador en la Aeroposta, Rufino Luro Cambecere (que este reproduce en su libro “Rumbo 180º) y de la que A. Gaindola extrae estos párrafos en las que rememora con melancolía su vida entre nosotros.
“Mí partida de su país y de la Aeroposta Argentina ha sido para mí más dura y me ha apenado mucho más de lo que usted o puede imaginar. No hay en mi vida período alguno que prefiera al que he vivido entre ustedes. En la Aeroposta, aunque sufríamos fuertes pérdidas de intereses particulares, vivíamos en paz. No sé si he contribuido en algo a que ignoráramos los pequeños dramas humanos y no nos perdiéramos en discusiones estériles o si ello se ha debido solo a vuestra salud moral y a vuestra pureza de corazón. Pero sé perfectamente, que he crecido con todas mis fuerzas en usted y que usted nunca me ha decepcionado. ¡Cuantos y cuantos recuerdos del trabajo en común! Los viajes al sur la construcción de la línea, los vientos de Comodoro, la fatiga, las inquietudes y alegrías que he compartido con usted. Me encontraba en la Argentina como en mi propio país. Me sentía un poco vuestro hermano y pensaba vivir largo tiempo en medio de vuestra juventud tan generosa.”
En 1935 se le presenta se le presenta otra oportunidad de satisfacer su persistente pasión por el vuelo. Ofrecía se un premio de 150.000 francos para quien batiese el record Paris Saigón que pertenecía al Piloto André Japuy por su vuelo uniendo las dos ciudades en 87 horas. Saint- Exupéry se apretó para tentar la hazaña en compañía de su mecánico Prevost. Iniciando el vuelo el 27 de diciembre. El trayecto hasta Túnez lo realiza sin inconvenientes. Pero entre esa población y el Cairo mientras vuela en una noche de oscuridad completa, cree, de acurdo al horario encontrarse cerca del punto de destino y al descender con precaución para asesorarse choca inesperadamente con el suelo. Saint- Exupéry y su compañero se salvan de milagro al desprenderse sin perder tiempo de la maquina destruida, la que al instante arde como una antorcha. Al amanecer comprueban con desaliento que se hallan en medio de un desierto pedregoso que se extendía por todo el horizonte sin el menor rastro de civilización. Sin víveres y con un solo objeto, la brújula, sin saber qué rumbo tomar caminaron durante tres días y al final de este agobiados por la sed sin fuerzas para seguir caminando, se hallan a un punto de entregarse a su fatal destino, y es cuando por milagro del cielo surgen un grupo de beduinos que al verlos en tal lamentable estado acuden en su auxilio, reconfortad su sed y los llevan a lomo de camello hasta el Cairo, donde a fuerza de cuidados se reponen de la odisea.
Después de este fracaso, un nuevo alejamiento de la aviación. Corre el año 1936 y en España arde la Guerra Civil. Los diarios Parisiense “L’Intransigeant” y “Paris-soir” nombran a Saint- Exupéry corresponsal en el frente de Madrid mas tarde en el de Cataluña, desde donde les envía relatos e impresiones de alto valor narrativo y literario. (…)
En 1939 Estalla la Guerra en Europa. Saint- Exupéry. Se incorpora a su cuadrilla con el grado de Capitán, hace toda la campaña hasta el armisticio, tomando parte con gran valentía y abnegación en los sangrientos combates de los que sale milagrosamente ileso. Ante la Ocupación Alemana, Saint- Exupéry resuelve exiliarse en Nueva York. Allí da conferencias, escribe artículos y publica una novela sensacional “Lettre a un Otage” (carta a un rehén). (…)
Por fin en 1943 se le presenta la tan ansiada OPORTUNIDAD. En mayo de ese año llega al Norte de África en un avión militar norteamericano para incorporarse a la cuadrilla de reconocimientos fotográficos que opera sobre territorios ocupados por el enemigo. Una vez más, Saint- Exupéry, tripulado ahora por el velocísimo “Lighting” cumple numerosas misiones con la misma audacia y conciencia del Deber que siempre puso en todas sus empresas.
Durante más de un año toma parte en esas arriesgadas expediciones, hasta que el 31 de julio de 1944, día aciago sale con su escuadrilla para cumplir la que para él, iba a resultar la, ultima.
La misión consistía en reunir información fotográfica de la región de Annecy, en el interior de Francia. La salida se efectua desde laña Base de Borgo, en Córcega. Al medio día han regresado ya sus compañeros de expedición. Se sabía que la quina de Saint- Exupéry disponía de nafta para 2 horas más. Pasado ese tiempo el avión no aparece, ni se tiene noticias de él. A partir de ese momento se lo considera perdido. Dada la enorme popularidad de Saint- Exupéry tanto de un lado como del otro del ATLANTICO la conmoción que produce su desaparición es intensa. Se le busca afanosamente, pero sin resultados.
Pasan cuatro años durante los cuales se compulsaron los archivos Alemanes sin encontrar rastros. De pronto en el curso del año 1948, los diarios Franceses publican una noticia sensacional. “un antiguo oficial de la aviación alemana ha descubierto un informe del Estado Mayor en el que se refiere que el 31 de julio de 1944 a las 13 horas y a pocas millas de la costa de Córcega una patrulla de Focke- Wulfe derribo ametrallándolo a un avión francés que cayó al mar y se hundió en pocos segundos. Indagaciones posteriores confirmaron esos datos y así el francés obtuvo la certidumbre de que dicho avión era de Saint Exupéry, quien cumplida su misión se aprestaba a aterrizar en la base de Borgo.
En esta forma dramática y en plena acción, como él lo había deseado siempre desaparecía a los 44 años, un piloto de meritos excepcionales. Y a juicio de sus compatriotas el escritor y pensador más original (…) de su generación.-
Art. Publicado en el periódico “La Argentina Austral·”
(Publicado por La Anónima entre 1929- 1968)
Atención de Don Federico Braun para Revista La Tranquera-
Acompañan esta nota imágenes
“LAS ALAS” de todo el equipo el AEROCLUB RIO GALLEGOS
En homenaje en su nuevo aniversario.-